Érase una vez un ágil chiquillo que iba a entrenar todos los días a correr, a hacer karate y hasta al ajedrez. Tenía un elefante de un circo que le hacía caso en todo. Pero un día vino un hombre que era ávaro y todos lo odiaban. Hasta que un día se enfadó tanto que fue a la joyería más cara del pueblo. Por la noche el niño fue con su elefante a pasear y vio al ávaro robando una alhaja. Entonces el elefante vio un río y absorbió casi todo el agua. Entonces se lo tiró al ávaro y el soltó las joyas. En cuanto vino el poli se lo llevó a la cárcel, así acaba esta historia.
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