Había una vez un senor muy ágil que ganaba dinero jugando al ajedrez, casi siempre perdía pero no se rendía. Encontró una joya y la apostó. Perdió toda su fortuna y se hizo muy ávaro. Y pensó ir a la playa a olvidarse de todo lo que había perdido. Se metió al agua y un remolino le absorbió.
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